Mi abuela dice que quien no conoce a Dios a cualquier santo le reza y en mi casa le rezamos a Santa Tecla.Santa Tecla llegó a nuestra casa vestida con su manto plateado: ¡Divina! Nos miraba con sus ojos de vitrina desde que salió de la caja. No hay un solo rincón de la casa que no esté bajo su mirada protectora o alguna cosa que Santa Tecla no pueda resolver.
Santa Tecla hace milagros con un solo clic y de milagro en
milagro, y de clic en clic, se ha hecho indispensable.
Divina y todo, no es desinteresada y tal vez cobre un ojo
de la cara por cada uno de sus favores, o tal vez, literalmente, cobre los dos.
Mi abuela dice que antes de Santa Tecla las familias se miraban a los ojos
mientras platicaban: las mamás miraban a los bebés mientras les cantaban
arrullos y les hacían mimos; a los niños más grandes les contaban cuentos e historias acompañándolas con el lenguaje de sus ojos: entrecerrándolos en el murmullo del suspenso o la quietud y abriéndolos luego, muy grandes, anticipando la
sorpresa. Los ojos tenían su propio lenguaje de complicidad, pero hoy… hoy solo
está Santa Tecla.
No intentes platicar con papá si está rezando a Santa
Tecla: es probable que diga sí, aunque no haya escuchado una palabra.
Mi hermana mayor me dice: “Eres tan molesto ¿no ves que
estoy muy ocupada?” y es que es seguro que la prefiere a ella antes que a mí.
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Nota de la autora: Hace tiempo que observo un fenómeno creciente: muchas de las mamás modernas no hablan con sus hijos mientras caminan con ellos por la calle. Qué triste es observar los pequeños ojitos, ávidos de compartir sus novedosos descubrimientos, con un adulto cuyos ojos y pensamientos están concentrados en algo más… ¿Has observado algo similar?
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Muy buena reflexión, me recuerda a la historia que retoma Boff sobre el águila y la gallina. Santa Tecla nos forza a ver siempre hacia abajo, como gallinas, las abuelas de antes nos invitan a ver el sol, como las águilas.
ResponderBorrarAsí es Betty, ahora solo queda pedir con cortesía que no usen el celular, al menos cuando se come en familia, que tristeza que ya no nos veamos a los ojos, que son el reflejo del alma.
ResponderBorrarmuy bueno !!!
ResponderBorrarGenial! Aunque esta describiendo una triste realidad, qué paradójico!
ResponderBorrarEsa Santa Tecla tan interesante, tan lejana, que nos ha llevado a la ceguera de lo cercano, de lo real e importante. Gracias Betty por esta estupenda reflexión. Abrazo grande querida amiga.
ResponderBorrarAurora